Descorchar un poco de lujo líquido es un placer bien entendido. Porque el vino, ya sea tinto, blanco, dulce o con doradas burbujas de champán o cava, es sinónimo de compartir buenos momentos. Momentos que, en estos tiempos post-pandémicos, han ayudado a redefinir cómo disfrutamos el lujo de beber bien en la intimidad, en tu propia casa. Y a nadie sorprende la creciente pasión de personas que incorporan el vino a su vida para profundizar en sus complejidades.
Alicante, como en tantas otras cosas, ofrece una singular cultura propia en cuanto al vino. Por de pronto, en Dénia se encuentra el yacimiento más antiguo de producción vitivinícola de la península Ibérica, concretamente en l’Alt de Benimaquía, datado en el siglo VI a.C.
Ánforas de origen fenicio y pepitas de uva de la época así lo confirman, que en esa ubicación se conocía el arte de convertir la vid en vino. Y fueron vinos viajeros, ya que existen vestigios de que se exportaban a Roma en los siglos I y II d.C.
Son dos ejemplos de que la historia y la zona de procedencia son factores clave, pues no solo es el sorbo de buen caldo: es experimentar la tradición y la historia.
Actualmente, varias bodegas alicantinas mantienen viva la elaboración de este legado hecho vino. Una de ellas es Gutiérrez de la Vega, en Parcent, quienes dieron el campanazo al ofrecer el vino de los postres que se sirvieron en la boda real de Felipe VI y Letizia Ortiz, en 2004. Fue el moscatel Casta Diva Cosecha Miel 2003, que por cierto maridó la tarta nupcial realizada por el maestro pastelero Francisco Torreblanca, también alicantino.
En definitiva, varios hechos protagonizados por el vino de Alicante que, caracterizado por las variedades autóctonas Monastrell, Moscatel, Giró (Garnacha) o Merseguera, generan grandes productos dentro de la Denominación de Origen de Alicante, quienes recientemente están recordando cómo en 1510 el rey Fernando el Católico otorgó a la ciudad medidas proteccionistas para sus vinos.
Unos productos que gozaban de una calidad diferenciada, por el clima y la influencia del sol y el mar. Se trata de valores compartidos en muchos ámbitos culturales de la Costa Blanca, donde residir también genera una calidad de vida difícil de igualar. Y sin abandonar el vino, son destacables las posibles escapadas enoturísticas que pueden realizarse en la Ruta del Vino de Alicante.
Fondillón de Alicante
Entre todos los vinos con Denominación de Origen, el fondillón de Alicante está reconocido como uno de los 5 vinos de lujo europeos junto con el Champagne, el Jerez, el Oporto y el Cava.
No es este el único hito a destacar, pues pocos vinos en España atesoran una historia tan contrastada como la del Fondillón de Alicante. El fondillón es único, con una elaboración ya datada de hace más de cinco siglos. Y también fue viajero, ya que por su magnífica tolerancia al envejecimiento, diversas crónicas de la época cuentan que varios toneles acompañaron a Magallanes y Elcano en su vuelta al mundo en 1522.
Se trata de un tipo especial de vino que se elabora a partir de uvas Monastrell sobremaduradas, es decir, recogidas después de la vendimia tradicional, utilizando levaduras autóctonas y métodos naturales para conseguir una graduación alta, en torno a los 18º.
Para conseguir sus toques cálidos tan característicos, tradicionalmente se deja añejar en viejas barricas de hasta 1.200 litros procedentes de Alicante o de Monóvar mediante los sistemas de criaderas y solera.
Debido a su potencia aromática generalmente en España es más preferido como vino de sobremesa aunque se consume también como aperitivo. Se suele consumir solo o maridándolo con repostería, quesos azules y cremosos, frutos secos, chocolates o frutas pasificadas.
Si sentimos curiosidad por saber cuál es el origen del nombre de este apreciado vino de Alicante, debemos saber que el nombre del fondillón proviene del sedimento que se produce en el fondo de las barricas utilizadas para envejecer el vino.
El fondillón alicantino formaba parte esencial de los banquetes de la alta sociedad europea, los intelectuales y la realeza. Se pueden encontrar menciones al fondillón en crónicas y literatura a partir del siglo XV. Entre otros, en las obras de Alejandro Dumas, Julio Verne, Dostoyevsky o Shakespeare.
En la novela El conde de Montecristo, por poner un ejemplo, se hace referencia a este vino alicantino en la siguiente conversación:
«- "Pero sentaos" – dijo Montecristo- ; "en verdad no sé en qué estoy pensando… hace un cuarto de hora que os tengo ahí de pie".
– "No importa, señor conde". El mayor tomó un sillón y se sentó.
– "Ahora" – dijo el conde -, "¿queréis tomar alguna cosa? ¿Un vaso de Jerez, de Oporto, de Alicante?"
- "De Alicante, puesto que os empeñáis; es mi vino predilecto".»
Y hay más. El cronista oficial del monarca francés Luis XIV, el Duque de Saint-Simon, dejó relatado que antes de morir, el conocido como Rey Sol tomaba bizcochos bañados en fondillón alicantino.
Características del fondillón
Este vino no es ni seco ni dulce; es un vino único y especial. El fondillón joven (de 10 a 20 años) tiene un color rubí con vetas amarillentas. Su sabor es fuerte, potente y tiene un retrogusto persistente, mientras que el aroma es sorprendente, con abundancia de matices: desde fruta madura y seca hasta notas balsámicas.
Con más de 20 años, el fondillón presenta un excepcional color ámbar, con toques de caoba y destellos dorados. El aroma de este vino añejo tiene tonos distintivos de nuez, tabaco y cuero viejo. El sabor del fondillón viejo es más seco que el de uno joven y el retrogusto es muy persistente.
El fondillón marida bien con el chocolate negro, permitiéndole tomar la delantera en dulzor y apoyando suavemente su potencial. El sabor a nuez del fondillón le permite formar una alianza armoniosa con los productos lácteos, la fruta y los postres: cremas, merengues, panettone, galletas... Los quesos azules ayudan a equilibrar las potentes cualidades del fondillón, mientras que las tostadas sin azúcar con encurtidos o paté contrastan perfectamente con este vino.
Variedades de uva D.O. Alicante
Monastrell
En la comarca más al sur, la mejor representante de la historia y de la adaptación al terreno es la Monastrell. Para la Denominación de Origen Alicante representa un 75% de su cultivo en todas las comarcas principales y es su variedad mejor definida.
En este caso, hablamos de una variedad también muy asociada al mediterráneo y capaz de transmitir sus valores a través de sus vinos. Vinos de fuerte color violeta oscuro, con capa alta, que se nota han recogido muchas de las horas de luz de las que goza esta región y que por tanto, tienen tanta una alta carga fenólica como altos porcentajes de resveratrol, el mejor antioxidante para el ser humano.
Su tamaño es mediano pero muy compacto y fuerte, lo que permite aguantar mucho las horas de sol. Las condiciones de sequía de la región, por así decirlo, la han hecho fuerte y densa, con un gran poder aromático y versatilidad para realizar vinos monovarietales o en coupages, así como vinos de licor y por supuesto el fondillón, ya que además, puede sobremadurar en la cepa en condiciones adecuadas y debido a su carga de azúcar.
Moscatel de Alejandría
La Moscatel de Alejandría es una variedad utilizada tanto para vinificación como para uva de mesa o para la elaboración de pasas. Todos los casos crean un paisaje y una cultura muy personal en La Marina Alta, donde es bandera de su diversidad medioambiental.
Su valor organoléptico es inmenso, destacando su potencia aromática, su versatilidad para elaborar vinos desde blancos y espumosos, pasando por una gran gama de vinos de licor. El gran tamaño de la planta, en especial algunas muy antiguas y su deslumbrante crecimiento en tierras tan ricas, configura un paisaje verde y de especial encanto.
Su recolección es una de las más tempranas de España, debido al verano mediterráneo con temperaturas que la hacen madurar de forma gradual y constante. Suele comenzar a veces a mediados de agosto. Su sanidad es otro rasgo propio de la variedad, en una zona con pocas amenazas. Quizás es la variedad más representativa del mediterráneo, por sus usos, la presencia de la misma en todas las grandes civilizaciones antiguas, la relación con el hombre a todos los niveles (desde su explotación a su uso, muchas veces presente en las casas de campo junto con otros cultivos mediterráneos) y por todo ello, es un patrimonio de gran valor para la Denominación de Origen.
Garnacha (Alicante Bouschet)
La variedad que más fama le ha dado a Alicante como zona de vinos con “color” es la Garnacha Tintorera. Conocida en parte del mundo como Alicante Bouschet es una variedad única cuyo interior y hollejos son del mismo color, lo que la convierte en una variedad reclamada para dar color, una característica que diferencia todos los vinos.
Su planta también es grande y su cultivo se encamina a mejorarla en su integridad, aportando un valor añadido de terruño, de componentes especiados, de sobriedad, muy valorados por el consumidor actual. Aunque su plantación es mucho menor en esta época hay testimonios de su importancia y hoy en día se utiliza para completar las elaboraciones con otras variedades, dando un toque de terruño y de personalidad muy asociadas al paisaje alicantino del interior.
Otras variedades con D.O. Alicante
- Airén
- Subirat Parent (o Malvasia)
- Chardonnay
- Macabeo
- Merseguera
- Planta fina de Pedralba
- Sauvignon blanc
- Verdil
- Garnacha tinta (o Gironet)
- Bobal
- Cabernet Sauvignon
- Merlot
- Pinot Noir
- Petit Verdot
- Syrah
- Tempranillo
Disfrutar de los vinos de Alicante es una experiencia única que combina historia, cultura y una deliciosa selección de vinos locales. Es por ello que te recomendamos encarecidamente disfrutar de un día de excursión a cualquiera de las bodegas de la provincia y disfrutar de las catas de vinos que ofrecen. O simplemente, obtener una botella de vino con la D.O de Alicante y comprobar por tí mismo la calidad de los mejores caldos del levante español.
¡Salud!
